El susurro del mar, una ligera brisa y los primeros rayos de sol, fueron nuestros compañeros esta mañana de finales de julio.

Intimidad, playa y verano pueden parecer tres palabras que no casen pero a mi parecer solo le falta una cuarta para completarlas; MADRUGAR!

Sheila y yo nos citamos a primerísima hora del día para poder tener el privilegio de una playa desierta junto con la increíble luz de los primeros rayos de sol. Era su segunda sesión de este embarazo conmigo, la primera fue en estudio con el resto de la familia. En esta ocasión preparamos un solo cambio de vestuario, queríamos que este reportaje tuviera mucho de ella y pocos complementos. Escogimos un vestido largo de lino, en sintonía con el paisaje arenoso, una manta de punto grueso y ropa interior de color clarito, sin complemetos. Ella, con su preciosa melena pelirroja y barriga de 32 semanas estaba radiante. Empezamos a fotografiar que a penas se veían los primeros rayos de sol, la arena estaba fría y agradecimos escapar del sofocante calor que veníamos arrastrando las últimas semanas. Sheila conecto enseguida con el estilo que buscábamos en esta sesión, más intimista, introspectiva, reflexiva y sin dar apenas indicaciones pasamos de un mood a otro hasta que nos sorprendió el sol de la mañana.

Una sesión de maternidad personal es una opción que muchas mamás me comentan como un plus a parte de la sesión con el resto de la familia, sobretodo cuando se prevé que será el último embarazo.

Una fantástica ocasión para estrechar el vínculo con el bebé que está por llegar y la excusa perfecta para poder dedicarle un ratito de exclusividad.

*Esta sesión fue censurada por Instagram.

“Si sabes esperar la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz”.

Steve McCurry

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