Hace un mes que decidí terminar con mi segunda (y última) lactancia. Han sido casi 6 años entre las dos, dando el pecho día, tarde y noche. Ha sido alimento, consuelo y vínculo. Han sido lactancias luchadas, deseadas y al final, porque no decirlo, pesadas. Aún finalizándolas con mucha premeditación y trabajo previo, ahora, sabiendo que nunca más amamantaré a mis hijos, cierta nostalgia me acompaña.
Quizá sea ese el motivo por el cual, las sesiones de lactancia se están convirtiendo en unas de mis favoritas.
Cada vez las planteo con menos florituras y mucho de vosotros; vuesta piel, los detalles, el juego que creáis… y cuando Gemma, compañera de profesión, se puso delante del objetivo y me confió los detalles, no pude ser más feliz.
Gràcies per confiar-me aquest record Gemma, desitjo que aquestes fotografies esdevinguin un bon tresor familiar!