Desde hace tres años su visita significa dar el punto final a la temporada veraniega, Siempre nos encontramos una tarde de septiembre en vísperas del inicio escolar. Para ellos venir desde Mataró a la sesión familiar anual en Vilanova es una de las últimas actividades familiares del verano, como la guinda del pastel.
Es una especie de ritual; hacia junio el mail de Mónica <3, más tarde el whatsapp con la guía de vestuario (que ya saben de memoria), después la citación y al final «el encuentro».
Cada año el mismo pero cada año singular.
Un tópico en mi profesión es el decir que ver como las familias crecen o mejor dicho, se transforman, es un privilegio, y así es.
El primer año tuvimos trabajo en esconder un juguete que la más pequeña era incapaz de desprenderse y este año si nos despistamos empieza a nadar mar a dentro ella sola.
Con ellos me rio, disfruto y cada año me regalan alguna foto que digo WOW!!! y es que se entregan por completo a la sesión, sin reparos, jugando, riendo y siendo ellos mismos. Siento que confían en mi y eso es lo mejor que le podéis regalar a una fotógrafa, vuestra confianza.
Gracias familia!